¿Destruímos o exageramos?



Un tema que está en plena efervescencia últimamente es el cambio climático. El IPCC, Intergovernmental Panel on Climate Change, define cambio climático como “una variación estadísticamente significativa del estado global del clima o de su variabilidad durante un largo período de tiempo (generalmente, décadas o más)”.
Podemos diferenciar dos tipos de cambio climático, el producido por causas naturales, que se denomina variabilidad natural del clima y el que nos preocupa últimamente, consecuencia de la acción humana, es decir, el cambio climático antropogénico.

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, lo define como “un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables”.
Es decir, usa el término sólo para referirse al cambio por causas humanas.
Hay que diferenciar cambio climático de calentamiento global, este último sería “un incremento en la media de la temperatura de la atmósfera cerca de la superficie terrestre y en la troposfera, lo que puede contribuir a cambios en los patrones climáticos globales”.

Para concretar, diremos que el cambio climático implica cambios en temperatura, precipitaciones, nubosidad y todos los elementos del sistema atmosférico, por tanto, englobaría muchos más fenómenos entre los que se encontraría el calentamiento global como uno de ellos.

El aumento de la concentración atmosférica de ciertos gases, que producen el efecto invernadero, hace que se produzca este calentamiento global. El gas más importante es el dióxido de carbono (CO2), liberado en la atmósfera como un producto derivado del uso del carbón, el petróleo y el gas.

La comunidad científica internacional ha alertado que “si el desarrollo mundial, el crecimiento demográfico y el consumo energético basado en los combustibles fósiles, siguen aumentando al ritmo actual , antes del año 2050 las concentraciones de dióxido de carbono se habrán duplicado con respecto a las que había antes de la Revolución Industrial. Esto podría acarrear consecuencias funestas para la vida planetaria”.

Alrededor del tema de cambio climático surgen innumerables debates, entre ellos podemos encontrar al político norteamericano, Al Gore, más conocido como el profeta del cambio climático (aún siendo propietario de un complejo minero, superar su familia el gasto anual en electricidad de las familias americanas en un mes, y cobrar 200.000$ por conferencia).

En la otra cara de la moneda, tenemos a Bjørn Lomborg, autor del "El ecologista escéptico", que acaba de publicar el libro "Cool It", "una guía medioambiental escéptica para el cambio climático", en el que reconoce la existencia de calentamiento global causado por el hombre, pero considera que las afirmaciones que se hacen al respecto son “casi siempre exageradas”.
Además, asegura que el protocolo de Kyoto es "un derroche de dinero que no resolverá el fondo de la cuestión" y propone que se gaste el dinero en investigaciones que abaraten las tecnologías para luchar contra el calentamiento global (incrementar el gasto en I+D, que se está reduciendo, en tecnologías que no emitan dióxido de carbono a la atmósfera).

Mientras tanto, y a pesar de que no se esperaba que el colapso ocurriera antes del año 2020, hace unos días saltó la noticia de que un gran bloque de hielo de 41 kilómetros de largo y unos 2,5 de ancho se ha desprendido de la gran placa de hielo de Wilkins, en la Antártida, que ha perdido desde el mes de febrero un bloque de 569 kilómetros cuadrados (cuatro veces la ciudad de París), de los que ya se han derretido 414 kilómetros cuadrados.



¿Estamos exagerando?

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