Desde hace décadas, estamos viviendo una época donde las continuas innovaciones intensivas y uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones, hacen que el incremento en la transferencia de información modifique en muchos sentidos la forma en que se desarrollan muchas actividades de la sociedad moderna. Es lo que se conoce como sociedad de la información.
Sin embargo, hay una evolución de esta sociedad, donde el conocimiento obedece a aquellos elementos que pueden ser comprendidos por cualquier mente humana razonable.
Es decir, en mi opinión hay un paso de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento. La información ha dejado de ser un recurso escaso (en gran parte gracias a Internet) y ocupa su lugar el conocimiento, el único recurso valioso.
En la empresa tiene que desaparecer la obsesión de ser grande, para centrarse en ser rápido.
También existe otra evolución, el paso de la integración vertical a la integración virtual. Hasta hace unos años, la empresa necesitaba una integración vertical. Los costes de transporte y comunicación eran demasiado elevados para mantener una red de especialistas que colaboraran para ofrecer un solo producto o servicio. Sin embargo, cuando la tecnología y comunicaciones han evolucionado, las empresas se han especializado en aspectos concretos de una cadena de valor o de un sector, convirtiéndose en el proveedor más eficaz de una mercancía, un proceso o un servicio.
Empresas como
Dell,
Cisco,
Microsoft y
Enron, son ejemplos del paso de la integración vertical a la virtual.
El valor de mercado de la empresa está compuesto por el capital contable (el balance) y por el capital intelectual que tiene una grandísima importancia y un gran peso en el valor de la empresa.
El capital intelectual está formado por el conjunto de activos intangibles (cartera de clientes, fidelidad, marca) que a pesar de no estar reflejados en los estados contables, genera valor o tiene potencial para generarlo en el futuro.
El éxito de la empresa depende de que genere los recursos intangibles que proporcionen conocimiento.
En la fotografía vemos el valor de mercado de una empresa explicado a través de un Iceberg. El capital contable, que es la parte visible del Iceberg, representa un 20% de éste.
Por otra parte, lo que no vemos, pero que representa un 80%, es el capital intelectual.
¿Qué o quién integra el capital intelectual?
Podemos dividirlo en tres:
Capital humano: factor de producción dependiente no sólo de la cantidad, sino también de la calidad del grado de formación y productividad de las personas involucradas en un proceso productivo.
Hay que mimar a los trabajadores porque el capital humano pertenece a cada uno. Cuando la persona se va de la empresa, se lleva su capital humano. Si conseguimos que se quede algo de ese capital en la empresa, tendremos:
Capital estructural: Es el conocimiento que la organización consigue explicitar, sistematizar e internalizar y que en un principio puede estar latente en las personas y equipos de la empresa. El Capital Estructural es propiedad de la empresa, queda en la organización cuando sus personas la abandonan.
Capital relacional: Se refiere al valor que tiene para una empresa el conjunto de relaciones que mantiene con el exterior. La calidad y sostenibilidad de la base de clientes de una empresa y su potencialidad para generar nuevos clientes en el futuro, son cuestiones claves para su éxito, como también lo es el conocimiento que puede obtenerse de la relación con otros agentes del entorno (alianzas, proveedores...).
En mi opinión, las empresas tienen que incrementar su valor de mercado, incrementando su capital intelectual (capital humano, capital estructural y capital relacional) que es el más difícil de observar por otras empresas y así les permite más tiempo para poseer una ventaja competitiva. Ese es el camino para que una empresa tenga éxito en la actualidad.